Esta tarta la hice para mi amigo Antonio que tanto me ayuda con el huerto!
Sí, tengo un huerto, jajaja. Como él dice: «era su sueño y no descansó hasta que no lo tuvo» y es verdad. Mi ilusión era tener mi propio huerto donde cultivar mis propias verduras, 100% ecológicas (y de ahí la tarta, ahora os explico…). Es un placer estar cocinando y salir a coger la cebolla, un pimiento rojo o verde, berenjenas… o una hermosa lechuga para la ensalada de por la noche, con sus tomatios cherry; col, apio, puerros… todas esas cosas he tenido durante el verano! ahora se planta menos y sobre todo en mi huerto, que está orientado al norte y le da mucho la sombra, pero bueno, aún así tengo acelgas, cebollitas, puerros y ruibarbo! a ver si esta semana puedo añadir habas y guisantes.
Pues tener el huerto fue posible gracias a Antonio ya que me ayudó con todo: vino con su zoleta y arrancó todas las malas hierbas de un tirón, después con la mulilla mecánica removió la tierra e hizo los surcos. Además, Manuel y él colocaron la verja alrededor para que los señores Roger y Turka (mis perros, otro días os hablaré de ellos) no hicieran de las suyas y recogieran la cosecha antes de tiempo… Y otro día, fuimos al vivero, compramos todos los plantones y plantamos todo!, así como algunos plantones del huerto de Antonio. El resultado es que he estado comiendo verduras de mi huerto desde mayo hasta noviembre prácticamente, y una señora verdura, buenísima!! De hecho él no se pensaba que yo iba a ser tan buena hortelana jajajaja; él le otorga el mérito a que esa tierra nunca había sido sembrada… pero yo sé que en el fondo confía en mis posibilidades 🙂
En lo único en lo que no estábamos de acuerdo era en que él usa productos tóxicos para matar a los bichos y yo tengo muy claro que no. Oí que las mariquitas se comían a los bichos y lo comprobé; aparecieron algunas y poco a poco fue aumentando el número y verdaderamente se comen a los bichos! asi que son mis aliadas. Antonio se reía y decía que eso era una tontería y no servía para nada, pero la prueba está en que no he tenido que echar nada porque no he tenido nada de bichos, gracias amigas mariquitas!
Así que le invité a merendar para agradecerle su ayuda y se me ocurrió hacerle una tarta de mariquita que le hizo mucha gracia. Vino con Mari Jose, que se iba a convertir en mi futura alumna de francés (ella también tiene huerto y es de las mías, no echa nada tóxico) y ahora somos muy buenas amigas, menos mal que la tengo a ella en Chiclana!
El bizcocho era de vainilla y tenía dos tipos de relleno: nocilla y dulde de leche con nueces. Antonio me dijo «no pensé que me fuera a gustar pero está muy buena» jajaja siempre me pone pegas a todo, ¡se divierte picándome!
Ahí van las fotos:
Más tarde hice galletas fondant de mariquitas, quedaron muy graciosas!