Esta tarta me la encargó María José, mi vecina, para el 60 cumpleaños de su marido. Cuando vino a verme lo tenía claro!! quería que el apareciese vestido de buzo con todos los avíos: gafas, tubo, aletas, bolla…cogiendo nécoras y centollos en la playa de Galicia en la que llevan veraneando 30 años! así que vino con el ordenador y me enseñó todo el material gráfico jajajaja para que me sirviera de modelo.
Me dio fotos de él con el traje de neopreno, exactamente en la misma postura en la que hice el muñequito: con la mano hacia arriba enseñando el centollo que había cogido, fotos de las nécoras y los centollos, del paisaje que ven desde la casa, las rocas (de hecho si os fijáis en las piedras de la esquina superior derecha, veréis que tienen forma de trasero, me dijo que no podían faltar!!! jajaja) Y un poquito de arena con estrellas de mar y vieiras.
Así que me puse manos a la obra y salió esta tartita tan graciosa, que según me contó fue todo un éxito. Fueron a comer a un restaurante y la guardaron como pudieron, hasta que la sacaron en el postre para soplar las velas; por lo visto J. Emilio se quedó pasmado y le hizo muchísima gracia verse en chiquitito en fondant! Pero sobre todo me encantó la reacción de María José cuando la vio, no hacía más que decirme: «es que es igual! el bigote, el pelo por arriba, la postura… está genial, te ha quedado genial!!!» qué bien 🙂 🙂 la verdad es que da mucha alegría ver este tipo de reacciones!
Además, ¡probé una crema nueva! porque me dijo que a J. Emilio le gusta mucho el café, así que hice una crema pastelera de café que quedó riquísima! nueva incorporación para el catálogo de sabores…
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